Nuestra
Señora de las Rosas, María Auxilio de Madres
1
Febrero 1974 - Víspera de la Presentación de Nuestra Señora
RAYMOND SALVADO
Verónica
ve una visión de su hijo entrando al Cielo
Nuestra Señora
- "Yo
conozco tu gran dolor. No puedes
comprender completamente los caminos del Padre porque tu corazón ahora está
muy apesadumbrado. Sabe, hija Mía,
que el Padre te ama y vela por tí.
“Si
te acuerdas, hija Mía, Yo te dije hace un tiempo atrás que muchos niños serán
removidos de tu mundo. Es para la
santificación de sus almas. Yo,
también, conozco la angustia de la pérdida, hija Mía, pero tú también serás
consolada con el conocimiento que tu hijo ha entrado al Reino.
“Verás,
hija Mía, no puedes comprenderlo ahora, pero lo harás pronto.
“Muchos
serán liberados de las pruebas por venir.
Yo no te prometí un camino con rosas sin las espinas.
A tí, hija Mía, se te ha pedido que lleves una cruz pesada.
Pero no se te dará más de lo que tú puedes llevar.
Has olvidado, hija Mía, que hace mucho tiempo Yo te pedí a tu hijo.
Es por éso que Yo te he advertido nunca tratar de descubrir los caminos
del Padre, sino que sujetes todo a Su voluntad, ya que es verdaderamente para tu
propio bien.
“Regocíjate,
hija Mía, porque tu hijo ha sido salvado.
Cuán triste es que hay muchos que Nosotros no pudimos llevar al Reino.
Cuán triste es que muchos padres de familia han perdido su camino, y han
llevado a sus hijos a las tinieblas.
“Yo
he pedido que estos terrenos sagrados sean cedidos como un centro de expiación.
La voluntad del Padre no será desechada y entregada a la voluntad del
hombre. Todo sucederá como ha sido
dirigido por el Padre.
“Regocíjate,
hija Mía, porque esta noche se te ha dado el conocimiento de una gran gracia.
“Tu
mundo no ha equilibrado la balanza, porque la iniquidad aumenta.
“Es con gran gozo que Nosotros te decimos que el Mensaje del Cielo ha llegado a muchos. Ves, hija Mía, te desanimas, pero tienes que comprender que nada es imposible con el Padre. Ningún hombre se pondrá en el camino del Padre cuando El emprenda salvar un alma. Aprended el valor del sufrimiento, porque con vuestro sufrimiento podéis salvar muchas almas.
"Ha
habido, hija Mía, gran duda sobre el lugar, en tu mundo, de maldad creado por
satanás. Sí, satanás ahora reina en tu mundo, pero su tiempo se
acorta. El no logrará más de lo
que el Padre permite. Este mundo en
oscuridad pronto dará lugar a la Luz; sin embargo, hija Mía, sucederá mucho
conflicto, mucha confusión, y la pérdida de muchas vidas antes de la
purificación final.
“Las
oraciones, los sacrificios de muchos han llegado al Cielo.
No han pasado desapercibidos. Es
por esta razón que se te ha dado una corta postergación.
Sólo te puedo prometer una suspensión corta, ya que en la actualidad,
veo mucha maldad desarrollándose en tu país.
“Ha
entrado en tu país una nueva adoración de ídolos.
El hombre profundiza más en las tinieblas, siempre buscando pero alejándose
cada vez más de la verdad. La
verdad descansa en el corazón de cada hombre, si él abriese su corazón al
Padre.
“¿Cuántos,
hija Mía, se cuentan entre las tinieblas?
Están en los millones. Hay
muchos agentes del infierno ahora sobre la tierra, y han entrado dentro de la
Casa de Mi Hijo.
"Oración, expiación y sacrificio - ésto se os ha dado como
instrucción del Padre. Debéis
regresar la oración a vuestros hogares, a vuestras escuelas, y haced de ella
una manera de vida para vuestros hijos.
“Muchos
padres de familia sufrirán debido a su laxitud en la disciplina de sus hijos.
No dependáis de profesores falsos para traeros la verdad.
Una Casa en oscuridad lleva una banda de muerte a su derredor. Una Iglesia en oscuridad lleva una banda de muerte a su
derredor."
Verónica - Veo
ahora...hay...el cielo se aclara y veo un cuarto grande.
Parece un salón de reuniones. Es
muy sencillo, pero la mesa es hecha de un tipo de madera muy pulida.
Es una mesa muy larga, pero es circular en forma.
Y veo que hay sillas a su alrededor.
Y
ahora del corredor se abre una puerta grande, y por la puerta entran ahora
personas. Están vestidas en toda
clase de prendas extrañas. Oh, son
personas eclesiásticas, religiosos. Reconozco
a los cardenales, y conozco a los obispos, y detrás de ellos hay clérigos
vestidos de negro.
Ahora
todos entran en fila, y toman asiento a la mesa.
¡Oh! Ahora, desde la puerta
una figura horrible ve hacia adentro, yo sé que es satanás.
Y él sonríe; algo sucede que es de su agrado.
Pero
ahora... oh, del lado izquierdo Nuestra Señora se adelanta.
Nuestra Señora se adelanta al lado izquierdo del asta de la bandera, allá
por los árboles. Y Nuestra Señora
se ve muy triste, aunque está vestida muy bellamente. Nuestra Señora tiene puesta una túnica blanca de brocado;
es una túnica, y en todo el contorno tiene un adorno dorado. Nuestra Señora se ve muy pequeñita ahora.
No, Ella se adelanta, y sonríe. Pero
Nuestra Señora señala otra vez a la habitación, y dice:
Nuestra Señora
- "Observa,
hija Mía, lo que ha de ser. Ellos
convocarán a otro Concilio. Oh,
pero ahora satán tiene sus planes. Oh,
ay, ay de los hombres malos - ¡lo que vendrá sobre ellos!"
Verónica - Ahora
a medida que Nuestra Señora habla, veo venir del cielo una figura roja. Oh, es un corazón, un corazón rojo muy grande.
Y alrededor del corazón hay... oh, ¡se ve terrible!
Es una corona de espinas. Y,
¡oh! Ahora veo... a un cardenal, y
él camina hacia esta corona de espinas que está alrededor del corazón.
(Es un corazón enorme). Ahora
noto que tiene algo en sus manos y él toma...oh, en sus manos hay una llave
dorada. Ahora él coloca la llave,
y él tiene una mirada muy, muy mala, terriblemente maliciosa en su rostro.
Ahora con ambas manos él retuerce la corona haciéndola más apretada.
¡Oh! El trata de estrujar
completamente el corazón. Con la
llave dorada él retuerce la corona. Y
el corazón comienza a sangrar. ¡Oh!
¡Oh! Las gotas caen y se...
y ahora - ¡Deténgase! ¡Deténgase! ¡Oh!
Y él aprieta la banda alrededor del corazón, y remueve la llave dorada.
Pero la llave está empapada con sangre.
Ahora
otro hombre viene hacia él. Y este
hombre también tiene puesto un sombrero muy ancho...el sombrero es rojo, pero
tiene un borde muy ancho con borlas que cuelgan de él.
Y él le entrega la llave. Y
el otro hombre también tiene otra llave. Ahora
él se adelanta, y una llave está sumergida en sangre. Y el hombre, el hombre a la derecha, él coloca las llaves
sobre su pecho, así, en forma de una cruz.
No puedo ver su rostro, pero no me gusta.
El no se ve bueno; se ve maligno.
Ahora
se oscurece mucho, y no puedo ver nada.
Pero
ahora hay una iglesia muy grande, y está localizada en una plaza.
Yo sé que es (la Basílica) de San Pedro. Y puedo escuchar las campanas repicar. No se por qué, pero las campanas repican.
Y suenan muy recio. Puedo oír
estas campanas repicar, y hacen así: BONG... BONG... BONG... BONG... BONG.
Y luego,... oh, oh, ¡el ruido! Y
a medida que yo veo ésto, algo sucede, porque todos estos hombres vestidos de púrpura
y... oh, púrpura y dorado, ellos caminan muy lentamente, y al llegar a las
gradas de arriba (es una catedral muy grande), ellos se quitan sus sombreros y
se inclinan delante de la puerta y entran a la iglesia.
Ahora
veo a muchas personas extrañas que entran a la iglesia.
No se ven como nuestros obispos o cardenales.
Están vestidos de negro, y tienen sombreros largos, sombreros como cajas.
Y veo todo tipo de razas, como... puedo ver personas chinas, y gente
negra; todos entran. Pero, y ahora
veo que hay alguien afuera, y - se ve ridículo, pero puedo ver lo que parece
ser un obispo. Y él tiene una almádena,
y mientras los otros entran, él comienza a pegarle, a pegarle a las paredes.
El está martillando las paredes.
Y
él va a la puerta de enfrente. Ellos
han cerrado las puertas. Y él
ahora golpea la puerta con ésta...es una almádena muy grande.
Ahora otros dos hombres se le unen, pero ellos, también, están vestidos
como obispos. Y ellos, también,
tienen almádenas. Conversan ahora.
No puedo escuchar lo que dicen. Pero
uno va al otro lado de la puerta, y ... oh, ahora él ha comenzado a martillar,
y él martilla el lado del edificio. Y
luego, ahora, el tercer hombre susurra algo, y él los llama.
Uno tiene la llave dorada en su mano, la que gotea sangre, y él dice:
"Pronto estará terminado. Ya
no será mucho tiempo."
Ahora
se oscurece mucho. Se oscurece, y
ya no puedo ver la iglesia, la catedral. Pero
justo arriba de ella... oh, Nuestra Señora está de pie arriba de ella ahora.
Y Ella señala, y... oh, Jesús está del lado derecho.
Oh, Jesús está del lado derecho del asta de la bandera.
Y El señala Su pecho. Oh,
El abre Su manto, y... ¡oh! Es el
mismo símbolo que estaba en el cielo-el mismo corazón, pero con la corona de
espinas que está toda retorcida. Y
ahora las gotas caen sobre Su túnica. Y
gotean más. ¡Oh!
¡Oh! ¡Oh!
Y
San Miguel ahora... oh, San Miguel desciende, justamente al lado de Jesús.
Oh, San Miguel está de pie allí. Y
él sostiene su espada, pero la tiene arriba de su cabeza.
Y ahora San Miguel se adelanta, y me hace una seña para que escuche.
San Miguel - "Prestad
atención, humanidad, a estas palabras. Habéis
ofendido a vuestro Señor, Dios Todopoderoso, y recibiréis justo castigo.
Los pecados del hombre lanzan un grito al Cielo para un castigo.
“Mantendréis
en vuestro mundo una constante vigilia de oración."
Verónica - Ahora
Nuestra Señora se adelanta, y Ella tiene Su Rosario en Su mano.
Es un bello Rosario. Las
cuentas son muy grandes, y hay un Padrenuestro dorado. Y Nuestra Señora
extiende el Rosario hacia mí. Lo
puedo tocar. ¡Oh! ¡Oh!
¡Oh!, ¿no lo puedo decir? No
lo puedo decir ahora. Nuestra Señora
me hace una seña; Ella va hacia el lado derecho del asta de la bandera.
Nuestra Señora - "Continuarás, hija Mía, enviando el Mensaje por todo el mundo. No temas no poder hacer esta Misión, porque Yo te enviaré mucha ayuda, como lo He hecho en el pasado.
"Hemos estado muy complacidos al haber podido equilibrar las
balanzas para (obtener) una postergación del Padre.
El tiempo en el Cielo no puede ser calculado con el tiempo del hombre;
sin embargo, os puedo asegurar, hijos Míos, que vuestros días están contados.
Los tiempos de prueba ya han comenzado sobre vosotros.
La Bola de la Redención vendrá. El
Gran Aviso vendrá, y muchos morirán en las pruebas que serán enviadas sobre
vosotros.
“Debes,
hija Mía, ir adelante con todos Mis hijos de gracia y debes perseverar.
Muchos caerán, porque no aguantarán las pruebas; sin embargo, el Reino
del Padre espera a todos quienes defienden y guardan la Fe.
“Retiraos
de vuestro mundo que ha sido entregado a satanás.
Buscad la Luz y la encontraréis. No
habrá una sola alma que sea entregada a satanás sin haberse entregado de su
propio libre albedrío. Satanás
puede reclamaros solamente a través de vuestra voluntad.
"El Padre envía muchas gracias sobre vosotros.
El ha escogido este lugar de expiación por una gran razón.
Muchos serán salvados. Muchas
milagros de curación y conversión saldrán de estos terrenos sagrados e irán
por el mundo. La causa del Cielo no
será detenida. El pozo de curación
brotará, y el hombre no detendrá el flujo de las aguas.
“Sabed
bien, hombres, que no podéis desafiar al Padre, porque está en la voluntad del
Padre que esta tierra sea reclamada para la salvación de almas.
Todos los que vienen a estos terrenos sagrados, hija Mía, recibirán
gracias en abundancia, gracias de curación y conversión.
Los paralíticos caminarán, los ciegos verán.
Los que están en la oscuridad saldrán a la Luz.
“Hija
Mía, ¿es necesario que Yo repita Mis palabras?
¿No He alcanzado al mundo con la esencia de la verdad? La verdad descansa en el corazón de cada hombre, porque cada
hombre ha recibido una conciencia interna dada por el Padre; sin embargo, de
vuestro propio libre albedrío podéis cortar vuestro contacto con vuestro
Padre, si os entregáis al mundo.
“Rezad
mucho por vuestros sacerdotes. Muchos
han caído fuera del camino. Muchos
- tristemente, hija Mía, pero muchos rápidamente están abriendo sus caminos
hacia el abismo. Y muchos los
siguen como ovejas al matadero. Aún
ellos serán salvados si hay suficientes oraciones y sacrificios ofrecidos por
ellos.
“Ponemos
un gran peso, hija Mía, sobre los pocos a quienes se les han dado las gracias
para comprender. Debes saber,
entonces, que Nosotros no enviamos este sufrimiento sobre tí y otros sin razón.
No puedes entrar al Reino, hija Mía, a no ser que estés dispuesta a
llevar la cruz.
“Nunca
te he obligado, hija Mía, a aceptar una misión.
Tienes que hacer ésto de tu propia voluntad.
La decisión significará una cruz muy pesada para tí.
“Sí,
hija Mía, Yo conocía tu respuesta antes que contestaras, ya que por ese motivo
fue que el Padre te escogió hace mucho tiempo.
Hay muchos ahora, hija Mía, como tú a través del mundo.
No estás sola en la batalla. Todos
deben unirse en contra del enemigo común por el Padre.
“No
peleéis entre vosotros, hijos Míos, porque satanás busca dividiros.
Cuando encontréis que hay discordia entre los trabajadores, rezaréis,
ya que no se solucionará el problema con discusión. Rezad, y se os dará el camino.
“Puedes
sentarte ahora, hija Mía, porque Jesús bendecirá los sacramentales a su
debido tiempo.
“No,
no Nos ofendiste con tu tardanza, hija Mía, ya que sabes que Yo te lo instruí.
Yo, también, conozco el gran dolor al corazón de una madre.
“Por
tu Misión, hija Mía, Yo te he dicho muchas veces que no se te libraría de la
cruz. Tu seguirás el camino de Mi
Hijo.
“El
resto de tus días terrenales será para el Padre.
Nosotros ya hemos aceptado tu consagración."
Verónica - Ahora
Nuestra Señora levanta Su mano arriba de Su cabeza con Su Rosario, así. Nuestra Señora lo sostiene arriba de Su cabeza y hace la señal
de la cruz: En el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo. Ahora
Nuestra Señora sonríe y señala con Su dedo - oh, hacia la placa.
Nuestra Señora
- "Estamos
muy complacidos, hija Mía. Es
evidente que pones en marcha rápidamente Nuestras instrucciones."
Verónica - Oh,
Nuestro Señora retrocede más allá del asta de la bandera.
Ella sonríe, y Ella extiende Sus manos.
Oh, de Sus manos ahora hay estos rayos... los rayos bajan.
Ellos lastiman mis ojos; casi no los puedo ver.
Nuestra Señora extiende Sus manos, así, y los rayos descienden, aquí
mismo, a los terrenos. Hay tres
rayos muy brillantes. Son tan
brillantes que casi no puedo mirarlos. ¡Oh,
son muy brillantes! Son bellos.
Ahora los rayos no son blancos; ahora toman colores.
Predominantemente, son azules, pero tienen los colores más bellos de
amarillo y naranja, y verde. Oh,
vienen de ambas manos de Nuestra Señora.
Y
Nuestra Señora levanta Su mano arriba de Su cabeza, y hay un círculo verde de
luz en todo el contorno de la figura de Nuestra Señora, un círculo verde de
luz.
Ahora
Nuestra Señora sostiene Sus manos hacia abajo, y las luces desaparecen de Sus
dedos. Se oscurece mucho debajo de
Sus manos. Pero el círculo de luz
verde es muy brillante arriba de Su cabeza.
Y Nuestra Señora dice:
Nuestra Señora
- "Miguel,
hija Mía, no ha sido puesto en la Casa de Mi Hijo. Debes trabajar con más esfuerzo.
Ya has comenzado. No será
mucho tiempo antes que sea puesto en la Casa de Mi Hijo. Entonces, talvez, hija Mía, muchas de las grietas serán
reparadas. Nosotros tenemos gran
esperanza. Nosotros tenemos gran
confianza que de esta manera Nosotros podremos salvaros, daros más tiempo antes
del gran Castigo."
Verónica - Oh,
y ahora Nuestra Señora retrocede, Ella retrocede dentro de las nubes, pero...
oh, veo venir una gran bola del cielo. Y
es bella; es una gran bola, gris-blanca. Y
Nuestra Señora flota hasta la parte superior de la bola, y Ella está de pie
allí. La bola no se mueve, pero
las nubes parecen simplemente traspasar la bola.
Y Nuestra Señora dice:
Nuestra Señora
- "No
me voy, hija Mía. Solamente estoy de pie aquí.
Continúa con tus oraciones de expiación. Hemos reunido muchas gracias.
"Tengo un secreto, hija Mía, para tí que ahora puedes revelar a
Mis amados hijos. A las seis p.m.
de tu tiempo, Yo reuní esta noche a mil doscientos cuarenta y dos preciosos
hijos de Dios y los llevé al Reino - mil doscientos cuarenta y dos preciosos
hijos de Dios."
Verónica - Y
ahora Nuestra Señora señala hacia abajo.
Y veo... oh, parece ser un portón.
Y puedo ver... parecen ser personas, pero son muy transparentes; son
personas. Son muy transparentes, y
todas parecen estar muy gozosas. Y
Nuestra Señora está de pie, y con Nuestra Señora hay muchos ángeles; sé que
son ángeles por la manera en que están vestidos.
Y hay una escalera. Hay un
gran luz que se abre en el cielo, y hay una escalera que baja del cielo. Parece ser una escalera, pero es de oro sólido.
Es como una escalera de oro sólido.
¡Es simplemente bella! Y
veo a todas estas personas. Oh, están
tan felices. Corren hacia afuera...
corren hacia afuera... Oh, ¡allí está mi Ray! (Verónica llora) ¡Ray! Oh, ¡él
saluda con la mano! ¡Oh! ¡Oh!
Gracias,
Madre Santísima. Gracias.
Nuestra Señora
- "Ves,
hija Mía, te lo prometí, y nunca He roto una promesa."
Verónica - Oh,
y ahora, ahora se pone muy gris y no puedo ver nada.
Quiero siempre acordarme. Ví
a mi Ray, y él me estaba saludando con la mano.
El me vió. El me vió.
¡Oh! ¡Oh!
Y ahora Nuestra Señora se adelanta.
Nuestra Señora
- "Ves,
hija Mía, que Yo tengo grandes recompensas, grandes gracias para tí.
Tus pruebas tienen muchas espinas, pero siempre te doy una rosa."
Verónica - ¡Oh!
¡Oh! Oh, Nuestra Señora es...
¿Lo puedo decir? ¿Lo puedo
decir, Madrecita? Nuestra Señora
dice... oh, sí lo puedo decir. Nuestra
Señora dice:
Nuestra Señora
- "Yo
lo hubiera llevado en la escalera antes, hija Mía, pero Yo deseaba que vieras
ésto. Y deseaba dártelo como una
sorpresa especial. Recuerda, hija Mía,
sábado, 6 p.m. - sábado, 6 p.m."
Verónica - Y
ahora parece muy, muy... Oh, y
Nuestra Señora ha llevado Su mano a Sus labios, y dice:
Nuestra Señora
- "Ahora,
hija Mía, continúa con tus oraciones de expiación. Muchas son necesitadas, ya que hay muchas madres a quienes
serán otorgadas las gracias para ver lo que tú has visto."
(Pausa)
Verónica - Todas
las personas que pueden, por favor arrodíllense.
Jesús ha venido, y El desea bendecir los sacramentales. Ahora Jesús desciende, y El está del lado derecho del asta
de la bandera. La luz es tan
brillante que casi no puedo ver a la luz. Oh,
¡es tan brillante! Ahora Jesús se
acerca. Oh, El está muy cerca del
asta de la bandera. "Oh,
cuidado con pisar..." Oh, pensé
que El iba a pisar la punta de la bandera.
Y El sonríe, e indica que no. Y
ahora El asciende un poco más. Pense
que El pisaría y se pararía sobre la bandera de "Fieles y Verdaderos"
allá. El dice:
Jesús - "Yo
no la hubiese aplastado, hija Mía. Tu
sabes que carezco de peso."
Verónica - ¡Oh!
¡Oh! Ahora Jesús va hacia...
El está casi entre el asta de la bandera y a medio camino entre el árbol aquí.
El sonríe ahora. El ha
cubierto la parte de enfrente de Su vestidura.
El tiene puesta una capa, oh, una capa de color rojo-borgoña. Y Su vestidura, Su túnica es... oh, una túnica color crema.
Oh, es muy bella.
Ahora
Jesús... noto que en Sus pies tiene sandalias.
Puedo ver que son sandalias, porque no son como nuestras sandalias. Están sostenidas en el dedo.
Son muy...hechas muy frugalmente, y sólo con amarrar tiras de cuero marrón...
parecen como tiras de cuero marrón amarradas que atraviesan Sus tobillos y
hacia abajo hasta Su dedo, y parecen estar agarradas a - no, más bien, cocidas
a la suela. Las puedo ver muy
claramente.
Ahora
Jesús va hacia allá, y desciende acercándose.
El ha cambiado Su manto sobre Su lado izquierdo.
Oh, El levanta Su mano, así, con Sus tres dedos unidos. Y El la levanta arriba de Su cabeza. ¡Oh!
Jesús - "Os
bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo."
Verónica - Ahora
Jesús hace la señal de la Trinidad, así.
El ve hacia abajo. Debe de
haber un poco de confusión allá, porque Jesús dice:
Jesús - "No
tenéis que sacar vuestros sacramentales de vuestras bolsas.
Yo puedo bendecir todo lo que está sobre los terrenos.
No es necesario sacarlos."
Verónica - Ahora
Nuestra Señora viene. Oh, Nuestra
Señora desciende. Ella salió de
esta nube enorme. Y la bola no está
allí. Pero Nuestra Señora se
acerca a Jesús. Ella está de pie
a Su lado ahora, y Ella sonríe.
Y
Jesus levanta Su mano otra vez. El
está más cerca al árbol, y El mira hacia abajo.
Ahora levanta Su mano muy alto arriba de Su cabeza.
Pero esta vez Sus dedos están muy unidos, y El hace, yo lo sé, la señal
de la cruz: En el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Y
Nuestra Señora extiende Su Rosario enfrente de Ella, y el Rosario se ilumina. Oh, es muy brillante. Oh,
Ella toma el crucifijo, Nuestra Señora - es un crucifijo grande dorado - y Ella
lo pone enfrente de Ella, así, y hace la señal de la cruz:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo.
Ahora
Nuestra Señora ha girado y flota hacia, (Ellos no caminan; Ellos simplemente
parecen flotar), directamente al lado izquierdo del asta de la bandera.
Jesús La sigue. El ha pasado enfrente de Nuestra Señora.
Y El mira hacia este lado ahora, y sonríe.
El ha movido Su manto un poco, y El extiende Su mano enfrente de Su
rostro, así, y hace la señal de la cruz:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Ahora
Nuestra Señora ha ido detrás de Jesús, y El se adelanta.
Y El viene ahora al lado izquierdo, por el árbol.
Y ahora El pone Sus manos, así, y hace la señal de la Trinidad:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Jesús se adelanta.
Jesús - "Las
gracias dadas a estos sacramentales serán para ser instrumentos de conversión
y curación. Ellas no son dadas
para decoración; ellas os son dadas para vuestra protección, para conversión,
para curación, y para la propagación de la Misión de Mi Madre aquí en la
tierra."
Verónica - Ahora
Jesús gira hacia Nuestra Señora, y Nuestra Señora sonríe.
Ella asiente con Su cabeza, y se adelanta. Y ahora Nuestra Señora dice:
Nuestra Señora
- "Hijos
Míos, conoced el valor de estos sacramentales.
Cuidad bien a vuestros hijos. Debéis
despertar al conocimiento que no estaréis protegidos sin los sacramentales.
Cuidad las almas de vuestros hijos.
Ellos deben ser rodeados de una atmósfera de pureza.
Sacadlos, si fuese necesario, de las fuentes de contaminación, sea de
vuestras escuelas o aún alejarlos de falsos pastores. ¿No es la destruccion de una pequeña alma un profundo dolor
para el Padre? El valor de una
pequeña alma recobrada muy sobrepasa a los santos que ascienden al Cielo.
Por lo tanto, tened cuidado con vuestros hijos, hijos Míos, porque seréis
vosotros quienes sufriréis si sus almas se van a satanás."
Verónica - Ahora
Nuestra Señora retrocede, Ella retrocede flotando.
Y Jesús va hacia el lado derecho, y El pasa ahora el asta de la bandera,
y ve para abajo. El dice:
Jesús - "Continuarás
propagando el trabajo de la Misión de Mi Madre aquí, ya que Nosotros estaremos
contigo hasta Mi llegada para poner en orden Mi Casa."
Verónica - Ahora
Jesús nos bendice otra vez: En el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Jesús - "Continuad
ahora con vuestras oraciones de expiación."
Home | Introducción | Profecías | Directrices | Milagros-Curas | Verónica | Noticias | Fotos | Contáctenos
INGLES: Home | Introduction | Prophecies | Directives | Order Form | Testimonies | Veronica | News | Photos | Bible | Magazine | Newsletters | Radio Show |
Revised: February 03, 2010