Nuestra
Señora de las Rosas, María Auxilio de Madres
24 Junio
1976 - Víspera de la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús
Verónica
- El cielo estaba muy oscuro. Hay ahora luces azules que vienen a través de la oscuridad.
Ahora directamente por encima de la estatua de Nuestra Señora, hay un círculo
redondo de luz azul. El cielo se
abre, y en el centro de esta luz que cae en cascada, Nuestra Señora viene hacia
adelante. Se pone mucho más claro
ahora. Todo el cielo se ilumina.
Nuestra
Señora está vestida en una túnica blanca, una bella túnica blanca muy amplia,
con una banda azul alrededor de Su cintura.
Y sobre Sus hombros, y cubriéndole la cabeza, hay un manto color azul
profundo. Es un azul oscuro, no el
azul pálido usual, sino un azul muy profundo y oscuro, casi un púrpura.
Nuestra
Señora lleva en Su mano derecha un Escapulario marrón muy grande, y en Su mano
izquierda Ella tiene Su Rosario. Nuestra Señora ahora fija Su Rosario a Su
banda azul, la banda, dándole una vuelta, y noto que está bellamente lazado.
Nuestra Señora lo tiene colgando ahora de Su lado derecho.
Nuestra
Señora - "Hija
Mía, debes esforzarte por ser tan perfecta como el Padre Eterno te creó para
que fueras. Esta perfección es para el fortalecimiento de tu alma eterna.
La perfección que buscáis, hijos Míos, está en el reino sobrenatural.
“El
hombre debe prepararse ahora para esta batalla final con satanás. No tengo que repetir Mis advertencias del pasado a la
humanidad. Es suficiente, hijos Míos,
decir que ahora debéis rezar una constante vigilia de oración.
“Habrá
una reunión de Nuestros obispos dentro de la ciudad celebrante de Filadelfia.
Hacedle saber a Nuestros obispos que ellos deben rezar más, o se volverá
un carnaval de errores. Satanás tiene un plan de destrucción en la Iglesia de Mi
Hijo, Su Casa. Él sabe, satanás
sabe que su tiempo se acorta.
“Os
debo advertir, oh vosotros que usáis el Sombrero Rojo y el Sombrero Púrpura,
que habéis sido mal guiados. Muchos
están sobre el camino hacia la perdición.
Y aquellos que han recibido grandes gracias, ellos deben ejercitar esta
gracia compartiéndola con otros para la recuperación de las almas.
“Doy
una justa advertencia a todos, que vuestra búsqueda del humanismo y del
modernismo os sacará a muchos de Mi Iglesia sobre la tierra.
Mi Hijo ha tenido de nuevo Su Corazón destrozado por los muchos quienes
han arrojado a un lado Sus enseñanzas, quienes buscan destruir la base de Su
Iglesia, Mi Hijo. ¡Hay muchos
Judas en Su Casa! Realmente llueven
lágrimas del Cielo.
“Hijos
Míos, hay muchas candelas en vuestro mundo, un mundo que rápidamente ha caído
en una oscuridad espiritual y corrupción.
La inmoralidad ha golpeado a los niños.
La inmoralidad está llevando a vuestro país, vuestra nación, América
la Bella, la Grande, sobre un camino de su propia destrucción. Celebraréis, hijos Míos, vuestro pasado, vuestro
presente, pero ¿qué habéis dado para vuestro futuro, una nación que
ha reunido lo material y ha perdido lo espiritual?
“Oh,
hijos Míos, He venido a vosotros como una Mediadora de vuestro Dios.
Os traigo una advertencia del Cielo. Será
enviada sobre vosotros una gran Advertencia, y si esta Advertencia no es
atendida, recibiréis la Bola de la Redención.
“Toda
la profecía, hijos Míos, todas las advertencias han sido condicionales,
condicionales a la respuesta del hombre. Hijos
Míos, ahora sólo contamos entre los pocos que serán salvados.
“Vuestros
científicos, hijos Míos, corren de aquí para allá, buscando la respuesta
para su destrucción venidera; los
científicos y los hombres eruditos siempre buscando, pero nunca alcanzado la
verdad.
“Las
guerras son un castigo por los pecados del hombre.
“Hijos
Míos, Mi Corazón está destrozado. Estoy
con vosotros, observando vuestro camino, el trayecto sobre el cual estáis
viajando. Muchas vidas se perderán
en la gran Guerra.
“Las
fuerzas del mal se reúnen alrededor de la ciudad de Jerusalén. Yo caminé allí, hijos Míos.
Mi hogar será destruido. Habrá
mucha sangre derramada sobre Mi hogar.
“Hijos
Míos, rezad una vigilia constante de oración.
No os pongáis a juzgar a vuestros hermanos ni hermanas, pero no corráis
de aquí para allá clamando paz, amor y hermandad, cuando no es más que un
disfraz para la destrucción total; cuando no es más que un disfraz de
eliminación de las enseñanzas de Mi Hijo de vuestras vidas.
"Hay
ahora una gran fuerza maligna que está envolviendo a vuestro mundo.
Es como un pulpo que alcanza en todas direcciones para envolver al mundo.
Es una fuerza maligna impuesta por satanás.
Hay muchos tentáculos del pulpo que están controlados por los dineros
del mundo. Por amor al dinero y a
las riquezas, muchos venderán sus almas para llegar a la cima.
“Oh,
hijos Míos, ¿qué ganáis si reunís todas las riquezas del mundo y destruís
vuestra alma? Cuando atraveséis el
velo - y sí atravesaréis el velo - ¿qué traeréis con vosotros? Nada de lo material. Debéis
reunir ahora vuestras riquezas en el Cielo.
Ellas son sobrenaturales, las gracias, los méritos que os permitirán
entrar al Reino de vuestro Dios. Ninguno
entrará a este Reino excepto a través de Mi Hijo.
Nadie verá al Padre Eterno si no reconocen a Mi Hijo.
“No
esperéis, hijos Míos, en vuestra naturaleza humana, poder comprender los
misterios del Cielo que son sagrados, pero creed y se os dará el camino.
“Padres
de familia, vuestro ejemplo es malo. Ahora
debéis proteger las almas de vuestros hijos.
No hagáis excepción de vuestra forma de vida, porque vuestra forma de
vida se ha vuelto pecaminosa. Vuestros
hijos se están volviendo las víctimas inocentes de sus mayores.
“Padres
de familia, proteged las almas de vuestros hijos. Enseñadles modestia y piedad.
Mantenedlos puros de espíritu, porque ellos pronto llegarán a la
oscuridad. Una vez vuestros hijos
dejen la seguridad de vuestras casas, ellos deben tener una armadura alrededor -
sacramentales, y gracias basadas en la fe, hijos Míos.
Esto los llevará por la oscuridad, el laberinto de destrucción que
satanás ha puesto alrededor de ellos.
“Hijos
Míos, no Me cansaré, no Me cansaré a medida que os guío en estos últimos días.
Muchos han rechazado Mi Mensaje. Muchos
cierran sus ojos en ceguera, pero rezad que esta ceguera auto-impuesta no
ingrese en sus espíritus.
"Hija Mía, no te preocupes por la opinión de la humanidad.
Siempre serás un enigma para muchos.
Continuarás como el Padre Eterno te dirija.
Todo aparecerá ante tus propios ojos.
En vuestra naturaleza humana, hija Mía,
no esperamos milagros de ti misma. Aceptamos
tu naturaleza humana con todos sus defectos.
De manera que, hija Mía, recuerda que la santidad se desarrolla sobre la
tierra, pero es ganada en el Cielo.
“Continuarás,
hija Mía, enviando Mi Mensaje con gran rapidez.
Muchos brazos serán enviados para ayudarte.
No se te dará más carga de la que puedas soportar.
No estés muy ansiosa por saber el futuro, hija Mía;
debo ser discreta al guiarte. Es
por tu protección, hija Mía.
“Permanecerás
en soledad, hija Mía. En este
momento, no tienes tiempo para socializar.
Ahora debes dar todos tus esfuerzos y fortaleza para enviar Mi Mensaje."
Verónica
- Ahora Nuestra Señora toma Su Rosario de Su cintura, y
Ella sostiene el bello crucifijo. Es
todo dorado, es un bello color
dorado brillante, y Nuestra Señora
ahora lo extiende, así, y hace la señal de la cruz: En el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo.
Nuestra
Señora va hacia Su lado izquierdo, nuestro lado derecho, y Ella asciende muy
alto por encima de los estandartes y los árboles.
Ahora Nuestra Señora se inclina, y Ella extiende Su crucifijo, así, y
hace la señal de la cruz: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.
Ahora
justamente más allá del segundo árbol, hay una brillante luz dorada que emana
desde muy profundamente en el cielo, fuera del cielo.
Y San Miguel viene ahora hacia adelante. Él está vestido en una larga túnica blanca.
Su cabello es tan brillante; ahora
refleja la luz. Y san Miguel viene
hacia adelante. El lleva en su mano
derecha una balanza, una balanza, y en su mano izquierda él tiene una larga
lanza. La lanza está ahora señalando
hacia arriba, y San Miguel, sin embargo, ahora la mece en un arco y la señala
hacia abajo.
San
Miguel viene justamente detrás de Nuestra Señora, y Nuestra Señora ahora se
mueve. Ella se desliza,
directamente por encima de Su estatua, y ahora se inclina hacia adelante, y hace
la señal de la cruz: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Ahora
Nuestra Señora cruza, Ella se desliza, y San Miguel está directamente detrás
de Ella, a nuestro lado izquierdo. Ella
está ahora de pie justamente a aproximadamente varios pies de la rama del árbol
que está a nuestra izquierda, y Ella ahora señala con Su mano hacia,
directamente hacia y debajo, más allá de los árboles.
Ahora Ella levanta Su crucifijo, y hace la señal de la cruz: En el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Nuestra
Señora - "Os
bendigo a todos, hijos Míos, como el Padre Eterno en Mi Hijo os bendice, y envía
entre vosotros al Paráclito."
Verónica
- Ahora Nuestra Señora va - Ella retrocede, se desliza
hacia atrás, muy alto por encima del árbol a la izquierda, y está de pie allí.
Hace mucho viento, porque Su túnica ondea, y el manto de Nuestra Señora
también ondea hacia adelante. Nuestra
Señora ahora sonríe y señala.
Ahora
San Miguel toma su lugar directamente por encima de la estatua de Nuestra Señora.
El ha dejado de estar al lado de Nuestra Señora, y está de pie
justamente por encima de Su estatua, alto en el cielo, y él señala hacia su
izquierda ahora con la lanza, y hay letras que aparecen en el cielo, letras
oscuras y negras, bordeadas en blanco: D-I-S-C-O-R-D-I-A, discordia;
E-N, en; R-O-M-A. DISCORDIA
EN ROMA.
Ahora
alto en el cielo las letras desaparecen, pero hay figuras que ahora se forman,
de tres conejos, tres figuras de conejos. Ellas
se refieren a, son simbólicas de figuras, figuras humanas.
El conejo sería un sacerdote, un alto sacerdote.
Uno de los conejos se ilumina, un blanco muy brillante - el alto conejo
de Roma, el Papa. Y a la par de él
están dos conejos rojos. Ellos son
conejos de apariencia lúgubre, pero todos de rojo.
Ahora empieza a oscurecer, y simplemente parece que se evaporan las
figuras.
San
Miguel eleva su espada, y está suspendida a medias en el aire, y hay gotas de
sangre que vienen de la espada.
Ahora
San Miguel señala con la espada, y hay un caballo rojo que galopa a través del
cielo. ¡Oh!
Es un caballo rojo muy grande, y ahora va del lado izquierdo hacia el
lado derecho, galopando de nuevo hacia la izquierda. Ahora desaparece detrás del árbol allí. ¡Oh!
Nuestra
Señora mueve Su cabeza, diciendo, "Sí".
Nuestra Señora parece estar muy triste.
Ahora
Ella señala hacia arriba, hacia el cielo, y dice: "El comunismo es el
azote de la humanidad. ¡Sangre y
revolución!"
Nuestra
Señora - "Siéntate ahora, hija Mía.
Mi Hijo tiene mucho que hablar contigo.
"No
te desanimes, hija Mía. Mi Hijo
vendrá con la espada. El mundo
pasará a través de una gran prueba, pero habrá paz.
No te puedo prometer una paz temprana como lo hice en Fátima, porque
todo era condicional, y el hombre no respondió, hija Mía."
Verónica
- Nuestra Señora ahora está de pie con Sus manos delante
de Ella, muy suplicantemente, y Ella tiene una apariencia muy triste.
Nuestra
Señora - "Hija
Mía, no puedo traer palabras de felicidad ni alegría cuando veo el camino que
la humanidad ha tomado, el camino hacia su propia destrucción.
Yo prometo estar con vosotros hasta el fin de vuestro tiempo.
Entonces todos nos uniremos con Mi Hijo en la victoria.
"No
os desaniméis, hija Mía, hijos Míos. Hay
muchos ejércitos azules a través de vuestro mundo.
Hay muchos portavoces. Por
sus frutos los conoceréis. No te
preocupes demasiado, hija Mía, por tu Misión, sino ve hacia adelante con
perseverancia. Reza una vigilia
constante de oración. Extiende, en
caridad, tus gracias a tus hermanos.
"Es
triste, hija Mía. Conozco tu pesar,
porque tienes mucha expectativa, pero recuerda, hija Mía,
recuerda a Mi Hijo sobre tu tierra, porque así como Lo rechazaron a Él,
así muchos te rechazarán a ti.
"Cada
portavoz sobre la tierra, hija Mía, pasará por la pasión de Mi Hijo.
Habrá muchas almas víctimas sobre la tierra, y habrá muchos grandes
santos que saldrán de esta batalla."
Verónica
- Nuestra Señora ahora coloca Su mano delante de Ella, y
de Sus dedos están estas grandes líneas brillantes de luz.
¡Oh, son tan brillantes! Ahora Nuestra Señora también extiende Su mano
izquierda hacia afuera, así, y estas luces - largas, oh, corrientes penetrantes,
rayos de luz - ellas son luces muy poderosas.
No hay manera que lo pueda explicar, o ponerlas en palabras.
Nuestra
Señora - "Gracias,
hija Mía, gracias en abundancia; gracias
con sólo pedirlas."
Verónica
- Ahora Nuestra Señora extiende
Sus manos, así, y une Sus dedos en oración.
Nuestra Señora retrocede, muy alto en el cielo.
Ella flota hacia atrás, y ahora San Miguel aparece a Su lado derecho.
Nuestra
Señora - "Continúa,
hija Mía, con tus oraciones. Son
dolorosamente necesitadas para tu mundo."
Verónica
-
... bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén. (Pausa).
El
cielo se vuelve un rojo profundo. Es
muy extraño porque por encima del rojo, un bello rojo profundo, puedo ver un
gran cuerpo de agua. Y más allá
el agua, es como ver en otra tierra, o sobre otra tierra.
Estoy de pie ahora de este lado de la playa.
Ahora del otro lado, Jesús camina a través de las aguas.
Jesús
- "Hija Mía, lo que tú ves permanecerá contigo.
Hay mucho que será revelado a través de ti a la humanidad, hasta que
hayas cumplido con tu Misión sobre la tierra.
Abro una ventana, para tu placer, tu comprensión, hija Mía.
Observa y repite lo que ves."
Verónica
- Veo aguas bellas, y veo una tierra.
Y siento que ahora estoy parada en otra tierra.
Siento una gran sensación de felicidad y de paz.
Y no estoy sola, porque en la playa, veo a muchas personas.
Reconozco a algunas de estas personas.-
Ahora Jesús viene hacia acá. Él está de pie a mi lado derecho, y Él
señala.
Jesús
- "Hija Mía, las personas de la tierra tienen gran
temor de lo desconocido, pero hazles saber que no se ha de temer la pasada del
velo. No hay muerte, hijos Míos.
Os aseguro, no hay muerte. Es
un estado temporal de transición. Cuando
paséis al otro lado del velo, debéis proceder a través de una neblina, y
luego un juicio. Después de este juicio, si venís a través de la luz, podréis
uniros a aquellos que vinieron antes de vosotros.
“Hija
Mía, hijos Míos, sabed que hay una luz y una alegría eternas. Vuestro peregrinaje sobre la tierra es solamente una morada
temporal. ¿Destruiréis ahora
vuestra oportunidad de estar con Nosotros en el Reino, el Reino de la Luz, Luz y
felicidad supremas?
“Muchos
son llamados, pero pocos pueden ser escogidos.
Está en el conocimiento del Padre Eterno, y no es para la humanidad el
comprender el juicio del Padre Eterno. Hay un destierro, un lugar conocido a
vosotros como Hades, o el infierno, y hay un lugar de purificación.
En el conocimiento de lo sagrado, y los misterios de vuestra Fe, no podéis,
en vuestra naturaleza humana, comprender en su totalidad lo sobrenatural.
Si os fuese revelado, hija Mía e hijos Míos, todo en este momento,
entonces los misterios del Cielo ya no serían sagrados.
“Os
doy este discernimiento para fortaleceros en los días venideros, para
fortaleceros con el conocimiento que vuestro peregrinaje sobre la tierra es de
tan sólo una corta duración, y no debéis entregaros ni dedicar vuestro tiempo
a la búsqueda del poder, de riquezas, de todos los tesoros del mundo que debéis
dejar atrás cuando atraveséis el velo.
“Rezad,
hijos Míos, una vigilia constante de oración.
Enviad el Mensaje de Mi Madre a través del mundo.
Porque vosotros quienes os habéis reunido con Ella para rezar y hacer
penitencia, mucho más es esperado de vosotros.
Todos los que se han reunido en el regazo de Mi Madre, y todos los que
han venido debajo de Su manto, no han llegado por accidente, sino por un llamado
especial. Este llamado no siempre
fue por vosotros mismos, sino por gracias que os fueron extendidas a través de
las oraciones de otros.
“Tenéis
en vuestros ejércitos quienes os traerán del otro lado del velo, no solamente
vuestros conocidos, amigos y bien hechores sobre la tierra, sino tenéis ejércitos
del Cielo que ahora se os unen en esta batalla final.
“Id
hacia adelante, hijos Míos, con el estandarte de Fieles y Verdaderos.
Proteged a Nuestro Vicario, el Papa Pablo VI.
Diseminad rápidamente el mensaje. Enviadlo
a todos los rincones de vuestra tierra. Gritadlo
desde los tejados, y no disminuyáis en vuestro paso, porque debéis ir ahora
hacia adelante en el tiempo que el Padre Eterno le ha otorgado a la humanidad.
“Os
bendigo a todos, hijos Míos, y envío sobre vosotros al Paráclito.
Mantendréis una constante vigilia de oración.
Y rezad por vuestros obispos, quienes ahora entrarán en una gran prueba.
Satanás se sentará entre ellos en vuestra ciudad de Filadelfia.
Por lo tanto, os reuniréis todos con ellos en vuestras oraciones y actos
de penitencia, porque debéis equilibrar la balanza para ellos y no traer
sufrimiento adicional a los Corazones de Mi Madre y de los santos en el Cielo,
quienes claman por un castigo justo sobre una humanidad engañosa y destructiva."
Verónica
- Jesús ahora extiende Su mano, delante de Él, así, y
hace la señal de la cruz: En el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Ahora
Jesús junta Su capa a Su alrededor. La
capa es color borgoña; es un bello
rojo profundo. Es más como color
vino. Y ahora la túnica de Jesús
ondea. El no tiene nada sobre Sus
pies; Sus pies están terriblemente
desnudos.
Y
ahora Él va hacia adelante. El
simplemente se desliza. El no mueve
Sus pies, sino Él es como llevado sobre el viento hacia nuestro lado izquierdo,
justo directamente por encima del primer árbol. Y El ahora se inclina, hacia
adelante, y hace la señal de la cruz: En
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Ahora
viniendo detrás de Jesús en el cielo, está San Miguel. Y Nuestra Señora viene hacia adelante. Ella estaba de pie a nuestro lado izquierdo, detrás del árbol
alto. Ahora Ella también se mueve.
Ella es llevada, deslizada como sobre el viento, y ahora Ella ha llegado
al lado derecho de Jesús. Ellos
todos cruzan el cielo y están de pie directamente por encima de la estatua de
Nuestra Señora. Nuestra Señora
sonríe.
Y
Jesús extiende Su mano, así, con Sus dedos extendidos: En el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Y
ahora Jesús extiende Su mano derecha hacia afuera, así, hacia Su lado
izquierdo, Su lado derecho, con Sus dedos extendidos muy ampliamente, así, y
hace la señal de la cruz: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.
Jesús
- "Os bendigo a todos, hijos Míos, y os extiendo las
gracias, gracias en abundancia, gracias para la curación del cuerpo y curación
del espíritu."
Verónica
- En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo. Amén.
(Verónica
reza el Credo y las oraciones de Fátima).
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Revised: February 03, 2010