Verónica
y Arthur Lueken
Al
nacer, Verónica se llamaba Verónica McDonald, y nació el 12 de julio de 1923.
Vivió toda su vida en el área de Nueva York.
Su fecha de nacimiento coincide con la fecha que sale en los misales
antiguos como siendo la Fiesta de San Verónica - la piadosa mujer de Jerusalén
- quien gentilmente ofreció su velo para enjugar el rostro de Cristo durante Su
camino a Su crucifixión.
Una
mujer verdaderamente bella, Verónica se casó con Arthur Lueken hace más de 40
años en la iglesia local Católica de Flushing, N.Y.
Poco se hubieran podido imaginar entonces, como la mayoría de parejas jóvenes,
lo que Dios tenía en mente para su futura vida junta.
Más adelante en su vida matrimonial, Él le pediría algo extraordinario
a Verónica, pero al principio Él simplemente le permitió vivir una vida
corriente de esposa y madre. Esos primeros años deben de haber sido años muy ocupados ya
que Dios bendijo a esta joven pareja con cinco hijos saludables: una hija,
Linda, y cuatro varones, Arthur hijo, Thomas, Larry y Raymond.
Cuando
ocurrió la primera aparición en 1968, su esposo, Arthur, un ingeniero
constructor, trabajaba para una compañía local de construcción en Flushing,
N.Y.. Uno puede imaginarse lo
que este señor habrá pensado (como haría cualquier marido), cuando Verónica
le comenzó a decir lo que le estaba ocurriendo.
“Como
me dijo un día,” recordaba Verónica, “Si esto le estuviera ocurriendo a
cualquier otra persona, lo podría comprender.
Pero que le ocurra a alguno de mi familia, pues ¡eso es TERRIBLE!"
UNA
PESADA CRUZ
Verónica obviamente ya no era un ser ordinaria.
Dios, en efecto, la había escogido en ese momento particular de su vida,
para hacer una gran labor para Él, una tarea que traía consigo una pesada cruz
de sufrimiento. Y, así fue, como
ella desde un principio, sintió este amargo sufrimiento. A medida que Verónica veía la preocupación de su marido, y
mientras veía a sus hijos (quienes en ese tiempo estaban en el colegio), siendo
ridiculizados por culpa de ella, ella verdaderamente sentía el significado de
la ´cruz´. Fue solamente por la
gracia especial de Dios que la ayudó a pasar ese período y que la ayudó a
perseverar en esos primeros años. Y
es esta gracia especial que la ayudó a continuar en su misión especial para el
Cielo, a pesar de toda la persecución que recibió.
Como
ha sido el caso de muchos místicos a través de la historia, Verónica sufrió
mucho dolor físico. Ella no sólo
tenía un problema muy dolorosa y serio en su espalda (la desintegración de su
columna vertebral), sino que había sufrido varios infartos y otros males físicos
muy serios. No era inusual para los
peregrinos verla llegar a las vigilias en una silla de ruedas o con un tanque de
oxígeno. Como lo verificó Nuestra
Señora en Su mensaje del 21 de agosto de 1985, Verónica verdaderamente era una
“alma víctima”:
“Hija Mía, deseo decirte ahora que No estamos ajenos a tu sufrimiento físico. Se te ha sido dado, Hija Mía, porque aquellos quienes han recibido grandes gracias, mucho es esperado de ellos. Y Nosotros te aceptamos a ti, Hija Mía, como una alma víctima, junto con otras almas víctimas, para salvar a tu Vicario y la Iglesia de Mi Hijo sobre la tierra.”
Verónica
se fue a su recompensa eterna el 3 de agosto de 1995.
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Revised: February 03, 2010